Dos veces tuve el honor de ver a VICENTE FERRER en persona. La primera vez fue en un cine en Palma de Mallorca, acondicionado como sala para conferencias. Vicente estaba sentado en la mesa presidencial, en el escenario. Viejo, aspecto cansado, tranquilo, observando… Yo llegué con una compañera de trabajo. No fue mía la idea, fue de Isabel Guiscafré. ¡Gracias, amiga, por llevarme a conocer a ese hombre! Confieso que algo sabía sobre su obra en India y la Fundación, pero solo algo…

Aquello fue el comienzo. Vicente entró en mi vida. Yo lo adopté como mi «gurú», lo adopté como father; sí, esas personas a las que buscas y quieres encontrar y sigues.

Comencé a desear ir a India y acercarme a él, a su obra, a sus palabras, a sus acciones. Vicente Ferrer, desde aquel estrado, me dijo todo lo que una persona tiene que saber en la vida… que las revoluciones se hacen en silencio, que la vida es un tapiz que tus actos van tejiendo día a día; y si le das la vuelta, te encontrarás que una mano ha tejido por detrás las mismas hiladas, pero lo ha hecho con hilos de oro… y tú sólo quieres ver una cara del tapiz. Vicente me dijo que todo es posible. Como lo era su sueño, su verdad, erradicar la pobreza extrema de los pueblos. Sólo había que empezar y él lo hizo allí, en Anantapur, India.

La segunda vez fue también en Palma de Mallorca. Otro encuentro de la Fundación con el pueblo mallorquín. Le hablé, le saludé, me cogió las manos y me dijo que su labor no tenía importancia si no fuera por la confianza de las otras personas, “es cuestión de creer que se puede…”

Pero no le pregunté por las mujeres. En aquellos tiempos pareciera que las únicas mujeres del mundo fuesen las que vivían a mi alrededor… pero luego   unos 15 años después, en Tenerife, sí que se lo dije a MONCHO FERRER. Le pregunté por las mujeres en India. Este otro hombre tranquilo me dijo que uno de sus cometidos, más personal y de la Fundación ahora, era sensibilizar a las familias indias de la injusticia de la «dote». Él se casó con una mujer de casta baja y, obviamente, la dote no tenía lugar en su matrimonio.

Moncho Ferrer vino a presentar “De Mujer a Mujer”, un proyecto de empoderamiento y avance de las mujeres de las comunidades y castas más desfavorecidas. En estos años ha ido caminando, poco a poco, pero sin pausa como le gustaban las cosas al father. Las mujeres de India tienen la intensidad de un «continente», de la tierra, donde todo es extremadamente fuerte: los olores, los sabores, los colores y también la vida de ellas. 

Pero de quien realmente quiero hablar es de mi #MujerDelMundo: Anna Ferrer.  Es ella la que ha hecho un trabajo incansable junto a las comunidades más desfavorecidas, junto a las mujeres en una sociedad con gran arraigo patriarcal como es India. Es ella el referente internacional en la cooperación para el desarrollo. Anna Ferrer es de esas personas que admiramos por su compromiso, constancia, capacidad organizativa e integridad. Una mujer extraordinaria por su labor estratégica y por la revalorización del papel de las mujeres en todos los ámbitos sociales.

“Las mujeres están progresando muchísimo. Y si la mujer progresa y tiene educación, habrá educación en toda la familia. Pero lo que necesitan millones de familias ahora es concienciarse sobre la importancia de la igualdad entre hombres y mujeres. Si no hay un cambio en esto, no puede cambiar la situación actual de violencia sufrida por las mujeres. Necesitamos un cambio en esto. Y hay que hacer mucha concienciación en las familias”.

Anna Ferrer es de esas mujeres que siempre fue a contracorriente, en un mundo tremendamente patriarcal como India.

No podíamos hablar con ellas directamente, no miraban a los ojos de los hombres. Si querías ayudarlas, debías convencer a sus maridos”.

Anna Ferrer sabía que las mujeres debían liderar los cambios para erradicar la pobreza.

En Anantapur, ahora, más de 113.000 mujeres se reúnen periódicamente en los sangham, las asociaciones de mujeres. Y es a través de estas que ellas se fortalecen, individual y colectivamente, para liderar sus vidas y la familia.

Ana Ferrer ha contribuido a estos cambios acontecidos después de más de 50 años de labor humanista y solidaria.

Anna Ferrer es mi #MujerDelMundo y las mujeres de Anantapur mis #MujeresDelMundo.

Eva Padilla Padrón – Consultora Senior

*Imágenes extraídas de la Fundación Vicente Ferrer y wikipedia