¿Sabías que, según datos de la ONU, casi el 50% de la fuerza laboral agrícola está representada por mujeres? ¿Y que, en cambio, ellas solo son el 15% de las propietarias de esas tierras? Por aspectos como este, sigue siento relevante la celebración del Día Internacional de las Mujeres Rurales cada 15 de octubre.

Tradicionalmente, el mundo rural siempre ha esta muy masculinizado, ya que las mujeres tendían a contar con una mayor responsabilidad en el cuidado del hogar y la educación de sus hijos e hijas. Esta situación provocaba que fueran los hombres los que pasaran una mayor cantidad de tiempo en el campo y el oficio.

Más adelante, dada la gran cantidad de trabajo existente en este sector y la escasa necesidad de formación o preparación previa para desempeñar esas labores, las mujeres se incorporaron con relativa facilidad y asumiendo cargas iguales o superiores de trabajo respecto a sus compañeros. Pero, ¿crees que esto se tradujo en un aumento de sus derechos? La realidad es que no. Al tratarse de un sector masculinizado y con una evidente segregación vertical (infrarrepresentación femenina en los puestos de mayor responsabilidad), el colectivo de mujeres se ha visto en una situación muy desigual respecto a los hombres.

Hasta 1975 las mujeres no tenían derecho a la propiedad

¿Sabías que hasta 1975 las mujeres carecían de derecho a la propiedad? Con anterioridad a esa fecha, las mujeres no podían ser propietarias de las tierras que ellas mismas trabajaban junto con sus maridos. Se les negaba este derecho incluso en los casos de herencia. Afortunadamente, tras este hecho se dio un gran avance en el reconocimiento de los derechos económicos, políticos y laborales de las mujeres. Sin embargo, dado el sistema patriarcal en el que seguía sumida la sociedad, y aún hoy en día trabajamos por superar, eran escasos los casos de mujeres propietarias de las tierras en el ámbito rural, ya que eran casi siempre los hombres quienes se constituían como propietarios.

Todo ello, a impulsado a que, desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en el año 2011, se estableciera la titularidad compartida. Se trata de la figura jurídica de la explotación agraria que permite que parejas que comparten el trabajo en una finca, puedan ser titulares con igualdad de derechos sobre esas tierras.

¿Y con todo el trabajo desarrollado en este ámbito ha sido suficiente para lograr la igualdad en el sector agrario? Parcialmente. Según el Diagnóstico de la igualdad de género en el medio rural, realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el año 2021, la tasa de actividad laboral de las mujeres en el ámbito laboral del medio rural sigue siendo significativamente más baja que en hombres. Además, son ellas quienes se hacen cargo en una mayor medida de los cuidados de personas en situación de dependencia (85,6%) frente a solo el 26,8% de los hombres.

Sin embargo, a pesar de esas cifras, también se ha detectado que ha disminuido en gran parte la brecha salarial existente en el diagnóstico elaborado en el 2011, aunque siguen ellas siguen teniendo una mayor presencia en salarios interiores a los 600€. Por otra parte, respecto a la segregación vertical mencionada anteriormente, también se ha producido un importante reajuste respecto a la década anterior ya que, aunque aún existe y notablemente, se ha reducido en comparación con años anteriores. ¿Qué podemos extraer de todo esto? Que comienzan a darse avances, comienzan a dar frutos las distintas medidas establecidas y las subvenciones dirigidas a mujeres en el ámbito rural.

Aún así, debemos seguir trabajando por la igualdad en este ámbito de la sociedad. No podemos olvidar el esfuerzo de las mujeres que hacen posible que tengamos comida en nuestros hogares. Demos valor a su trabajo y busquemos una sociedad más igualitaria con y para ellas.