Hace un mes se celebró el día del libro y, con ello, vino a mí la reflexión de cuántos libros habré leído con protagonistas femeninas, y cómo esto también se ve reflejado en la realidad que vivimos actualmente. Al igual que en los libros, dentro de las empresas también escasea, en muchas ocasiones, la presencia de mujeres. Más aún con papeles protagonistas, de mayor responsabilidad.

Fue hace unos años cuando, estas diferencias, también se detectaron en los libros de textos escolares, donde ellas a penas tenían representación alguna. Según algunos estudios, las mujeres tenían un 16,3% de representación, frente al 83,7% de los hombre en estos libros, mostrando una realidad completamente androcéntrica. El androcentrismo se caracteriza por situar al elemento masculino como prototipo, referente a imitar y cuya experiencia es interpretada como universal. Es decir, toda la historia se cuenta desde la perspectiva del género masculino, olvidando y dejando a un lado la perspectiva femenina. Esto provoca que las mujeres sean relegadas a la periferia de la información y sus experiencias y relatos queden en un segundo plano.

¡Hagamos una prueba! ¿Cuántas mujeres científicas conociste mientras estudiabas en el colegio o instituto? Sí, Marie Curie, Rosalind Franklin,… ¿y quién más? Puede que te venga a la mente algún que otro nombre más, pero estoy segura de que si preguntara por científicos, la lista de nombres sería mucho más extensa.

¿Cómo influye la poca representación femenina en el ámbito laboral o profesional?

Woman coaching at a seminar

Realmente la relación entre estas variables es muy sencilla. Si las mujeres no aparecemos representadas ocupando distintos puestos y de responsabilidad, crecemos con la idea de que hay puestos en los que no estamos ni estaremos, que hay trabajos para hombres y trabajos para mujeres. Todo ello fundamentado en estereotipos y roles sexistas, por supuesto. Esto lo explicaba muy bien nuestra compañera Mª Jesús Adrados en su Webinar sobre ¿Cómo utilizar el lenguaje inclusivo y no sexista?. En ella, se explica como la falta de presencia femenina en el lenguaje y en los relatos que contamos, terminan creando distintas representaciones mentales para mujeres y hombres. 

Seguro que alguna vez habrás oído hablar de sectores de trabajo masculinizados o feminizados. Con ello, se hace referencia a la influencia que tienen los estereotipos de género en los puestos de trabajo en los que terminamos, la conocida como segregación laboral. Esta segregación se detecta desde los grados universitarios, donde los sectores relacionados con las ingenierías y arquitectura están ocupados en su mayoría por hombres, siendo las mujeres a penas un 24,8%, mientras que en el sector de ciencias de la salud, ellas ocupan el 70,3%. ¿Por qué? Porque los estereotipos de género nos han marcado importantes roles de cuidados a las mujeres, algo que, claramente, influye posteriormente en el empleo.

Bueno, entonces, ¿las mujeres son protagonistas y tienen mayores responsabilidades en las ciencias de la salud? Resulta que tampoco. Aunque ellas tienen una mayor presencia, los datos muestran que siguen sin llegar a los altos cargos en este área, ya que solo tres de cada diez ejercen cargos directivos. Es más, dentro de las 45 sociedades médico-científicas, solo 8 cuentan con una presidencia femenina. Datos todavía más preocupantes llegan desde los 52 colegios médicos de España, que solo cuentan con 7 mujeres como presidentas. Las mujeres se siguen enfrentando al techo de cristal en la gran mayoría de sectores productivos.

Un techo que también se refleja en la literatura, donde ellas aparecen en su mayoría como acompañantes, el personaje que hay que rescatar, o cualquier otro papel secundario. Algunos datos indican como, de distintos libros analizados, el 62,8% tenían como protagonista a un hombre, en un 7,7% compartían el protagonismo y solo en un 29,5 las protagonistas eran mujeres. Esto pone de manifiesto como el androcentrismo también está patente en la ficción, contando historias masculinas y relegando a las mujeres a papeles mucho menos destacables.

¿Por qué es necesario que haya más mujeres en el ámbito laboral y mayor representación femenina? Porque se necesita crear nuevas representaciones mentales, que rompan con los roles y estereotipos de género creados hasta ahora. Se debe enseñar que, realmente, las mujeres existen en distintos ámbitos de la sociedad, desempeñando roles diferentes. Mostrar que, la presencia femenina no es ficción, sino una realidad más.